J5 – PFarma vs Canal de Isabel II

Con tan solo siete jugadores, los visitantes vencieron a los subcampeones del Apertura, en un choque donde les sirvió con mantener el orden y aprovechar hasta el máximo exponente las ocasiones que tuvieron, demostrando una gran fiabilidad en los metros finales.

El sabor a partidazo se palpaba hasta en la lluvia que mojaba el césped del Luis Aragonés, el campo designado para vibrar con un partido que no iba a dejar indiferente a nadie, en el que ambos elencos querían llevarse la victoria y en el que los locales eran claros favoritos si tenemos en cuenta el último campeonato y la trayectoria actual en la Liga Clausura.

Arrancó la contienda y Canal de Isabel II estaba con lo puesto, siete valientes vestidos de guerreros que iban a mostrar una dura y gran resistencia desde los primeros compases de partido. Cierto es que, a lo largo de los 50 minutos de juego, el dominio de la posesión fue verde, pero el primer equipo que asestó un duro golpe sobre sus oponentes fueron los que vestían la casaca azul. El reloj ya marcaba algo más de cinco minutos cuando el choque nos enseñó el camino hacia el gol. Bueno, más que el choque, el encargado de allanar el camino hacia ese gran arte fue Felipe González, quien aprovechó una gran asistencia de Samuel Martín para batir por bajo a Ander Nagore y hacer sonar todas las alarmas en el equipo local.

La respuesta no se iba a hacer esperar, y la reacción verde fue evidente. Javier Mediavilla cogió las riendas del equipo y empezó a hilvanar jugadas de ataque muy prometedoras pero que terminaban muriendo en la nada más absoluta o en las manos de Sergio Lara. Ante esta falta de eficacia, el propio Mediavilla decidió probar fortuna él mismo desde el borde del área, y acertó de lleno, pues su disparo se coló en el fondo de las mallas y devolvió la igualada al marcador.

Este tanto trajo consigo un bálsamo necesario para ambos equipos, ya que el ritmo alto de juego era imposible de aguantar a tiempo completo, y la intensidad decayó, algo que claramente beneficiaba a largo plazo al conjunto con menos efectivos en su haber, pues podían tomarse un respiro y recargar pilas para los últimos suspiros del primer acto. Y así fue, porque el arreón de Canal de Isabel II coincidió con los peores minutos de la asesoría farmacéutica, y claro, eso en un partido de este calibre se paga demasiado caro. El tanto que volvía a adelantar a los visitantes vino precedido de una pérdida de balón en salida de PFarma, y después de un gran pase al espacio para Alberto Guerra, el 11 la mandó a guardar con la serenidad que presentan los grandes arietes. Los verdes andaban tocados, y Guerra sabía que era el momento de darles la puntilla, así que, en una jugada individual, decidió disparar de zurda para colar el esférico lejos del alcance de Nagore y mandar el duelo al entretiempo con el luminoso señalando el 1-3.

En el descanso se observaron dos caras bien distintas, la de PFarma era un poema, pero conforme avanzaba el tiempo se iban autoconvenciendo de que el milagro era posible, mientras que los chicos de Canal Isabel II se mostraron tranquilos, sabedores de que iban a tener que saber sufrir si querían llevarse el botín a tierra firme.

Y nada más comenzar, PFarma metió miedo, mucho miedo. No solo por el gol que recortaba distancias y dejaba la porfía mas abierta que nunca, sino porque el autor de ese tanto fue Koldo Gutiérrez tras una genial asistencia de Javier Mediavilla, y que el “Panzer” de Pamplona se activara solo podía ser sinónimo de muchísimo sufrimiento para la zaga azulilla. Los locales siguieron creyendo en que todo era posible si sus hombres de más nivel se inspiraban y, pese a la baja de Víctor Lerma, PFarma cuenta con muchos jugadores diferenciales en sus filas, capaces de ganarte un partido ellos solitos.

Las ocasiones se sucedían una y otra vez, pero el cuero no quería entrar para regalarnos el empate y un poco más de tensión, si es que cabía más, porque el plato estaba rebosando. Koldo Gutiérrez perdonó a Canal de Isabel II en un par de ocasiones, y los visitantes no acertaron a matar el partido, conduciendo muy mal los contragolpes y dejando con vida a un rival muy peligroso, pero al final, el fútbol recompensó a quien fue más efectivo, y por eso los visitantes se llevaron el premio de los tres puntos.