PFarma vs Alfa Microgés

Los consultores farmacéuticos se impusieron 4-3 en una final con dos partes muy distintas y grandes dosis de emoción. Tiraron por tierra la remontada de un incansable Alfa Microgés -que levantó tres goles de desventaja- gracias a un gol de Mario Abad en propia puerta en la recta final. Hubo un vencedor y dos grandes campeones.

El humo es verde, habemus campeón del Torneo Apertura y no es otro que PFarma, que revalidó su trono 343 días después. Tuvo que ganar dos veces la final pero terminó conquistando su segundo título consecutivo y se erigió como el mejor de las 120 empresas participantes. Muy diferente fue esta vez su coronación pese a que en el minuto 24 mandaba 3-0 y parecía que iba a ser un paseo militar. Supo dominar hasta entonces pero le tocó sufrir la enésima resurrección de un Alfa Microgés que no se rindió hasta la entrega de trofeos. Increíble su capacidad de resurgir de las cenizas para empatar a tres al más puro estilo Liverpool en la final de Estambul ante el Milán. Esta vez no hubo recompensa y un gol cruel en propia puerta a falta de 8 minutos fue la estocada definitiva. Pese a la derrota, hay que quitarse el sombrero ante ellos.

El inicio cumplió con el guión solo a medias. Se esperaba un duelo táctico en el que PFarma dominara y Alfa contragolpeara, pero solo llegó lo primero. Con un punto más de intensidad, presión y sobre todo precisión, los verdes se lanzaron a por su rival con la intención de noquearle en el primer round. Y lo consiguió gracias a la seriedad y fluidez en el juego de Antúnez y Vallejo desde atrás, las revoluciones de un Mediavilla que fue el motor en el centro del campo, los infinitos movimientos de Koldo arriba y la calidad de un Víctor Lerma desequilibrante sobre todo en el arranque. Dejaron su carta de presentación en el minuto dos en una perdida de Alfa atrás y el posterior latigazo de Koldo al larguero, y refrendaron su mejor puesta en escena con el gol de Lerma que estrenó el marcador. Diagonal desde la derecha buscando su zurda y desde el balcón del área la puso donde más duele, abajo y pegada al palo.

Tras el primer zarpazo, PFarma se hizo dominador en la medular pero su superioridad llegaba más por la posesión que por unas ocasiones que escasearon. Lerma probó de nuevo a Manzano con un disparo escorado y respondió Barral con un remate dentro del área que Ekaitz despejó con la cara. Alfa Microgés intentó reaccionar pero Barral era una isla en mitad del Atlántico. Por más que Lara buscaba salir con el balón desde atrás, no había líneas de pase y las pérdidas de balón fueron una losa demasiado pesada, tanto que en el ecuador del primer acto llegó el segundo. Mediavilla, que se hinchó a recuperar balones, hizo de carterista y tras su enésimo robo asistió en largo para que Koldo Gutiérrez culminase su carrera cruzando el balón ante Manzano. 28 goles acreditan su enorme campeonato.

Alfa tiró sus líneas hacia adelante para morir matando, pero apenas visitó el área de Ekaitz y vio como su apuesta recibía un tercer mazazo. PFarma agitó el árbol desde la izquierda hacia la derecha, Alan Vallejo se fue con facilidad de Gonzalo Soriano por la línea de fondo y su pase de la muerte fue desviado por Lara a su propia portería al intentar evitar el remate cantado de Mediavilla.

Con el 3-0 el campeón intentó poner cloroformo al juego, pero no hizo sino despertar a la bestia. Solo un minuto después Barral ejerció de boya y dejó el balón de cara para que Alberto García superase a Ekaitz con un zurdazo cruzado. Fue el clavo ardiendo al que se agarraron los blancos al descanso y es que el guión de los últimos minutos ya era de otra película. A las estrellas blancas no tardaron en unirse actores de reparto. Mario Abad ajustó la marca de Koldo, Víctor Jaraba dio solidez al centro del campo, Alberto y Miguel Ángel aportaron su ‘pan de cada día’ en forma de trabajo y sigilosamente Lara construyó una carretera para unir a Barral con la tierra.

A base de empuje apareció entonces ese ADN Alfa Microgés que tantas y tantas veces hemos visto. La gasolina comenzó a escasear en el depósito de un PFarma que comenzó a jugar más directo pero cuando quiso darse cuenta ya tenía a su rival subido a las barbas. El MVP y pichichi del torneo, Javier Barral, aprovechó un defectuoso despeje de Antúnez –su único error en toda la noche- para hacer su gol 37 fusilando a Ekaitz con la derecha, y por más que Koldo tuvo la sentencia en una nueva contra que acabó estrellando en el poste, Alfa ya tenía el colmillo afilado y en la siguiente jugada logró el ansiado empate. La conexión Barral-Lara volvió a dar frutos cuando el ariete prolongó el balón con un exquisito taconazo y el 7 sentó a su defensor y al portero antes de marcar con una sutil picadita.

Entonces entraron en liza los porteros y tanto Ricardo como Ekaitz solventaron los jaques de su rival en la partida de ajedrez final. El arquero verde sacó una mano milagrosa a disparo de Lara para evitar la remontada y en el otro área Manzano salvó un cabezazo de Koldo a bocajarro tras un centro medido de Carlos Piedra. Todo parecía abocado a los penaltis pero el alfil Imanol -que cuajó una gran segunda mitad- lanzó desde su propio campo un balón teledirigido para que Koldo estorbase lo justo a un Mario Abad que la peinó hacia su propia portería. Segundo gol en propia puerta y ya no hubo forma de levantarlo por más que Mario tuvo opción de resarcirse con un cabezazo al poste en un saque de esquina. La última bala la tuvo Miguel Ángel con un remate de zurda al palo corto que Ekaitz desvió justo cuando sonaron las alarmas del pitido final.

Ganó PFarma la partida a los puntos y lo hizo sufriendo hasta el último segundo, pero quizás el título hace justicia a sus méritos en el torneo: trece victorias y un solo empate. Esta vez no pudo ser para la ‘maquina de competir’ llamada Alfa Microgés, pero se marchó con la cabeza muy alta después de remontar una final memorable en la que reinó la emoción y deportividad.