Copernicus vs La Esquina de Chamberí

Copernicus se exprimió a fondo para contener el empuje de unos hosteleros que siempre fueron a remolque. Hasta en dos ocasiones llegó a igualar La Esquina de Chamberí una final de mucha brega y tensión, pero el tercer golpe financiero, de mano de Gonzalo Querejeta, resultó definitivo para decidir por la mínima al campeón de Segunda División Plata de la Liga Clausura.

Copernicus cantó el alirón en Trivema Naval tras llevarse una final peleadísima frente a un La Esquina de Chamberí que vendió su piel a precio de oro. Aunque los prestamistas siempre llevaron el dominio del resultado, el primer gol de Gonzalo Querejeta obtuvo la rápida respuesta de Mario Vecino. A la diana ‘psicológica’ de Borja Bruna le acompañó nada más reanudarse la contienda el empate de David Bartolomé. Y tras el 3-2 de un repetidor Gonzalo Querejeta los azules al fin aprendieron la lección y evitaron tropezar con la misma piedra por tercera vez, redoblando esfuerzos en área propia hasta el pitido final para alzar el trofeo de campeón.

Que el duelo decisivo iba a convertirse en un ensayo alterno de disparos desde fuera del área quedó clarísimo desde la puesta en escena. David Bartolomé inició el bombardeo en el mismo saque de centro, aunque Ignacio Vázquez respondió serio bajo palos. No se iba a quedar atrás Copernicus en este vaivén de lanzamientos a distancia, aunque Pedro de la Peña y Juvenal Cubiles correrían la misma suerte viéndoselas con David Mora bajo palos. Esta vía parecía la única para desatascar un partido de juego espeso, con pocos espacios y pugnas constantes en cuanto algún valiente se atrevía a trenzar jugadas por bajo. Quien quiso romper esta tónica fue La Esquina de Chamberí, trabajando pacientemente sus ofensivas, aunque pagaron caro su primer fallo de bulto en la creación. Javier Martín, tras un control defectuoso, permitió el claro contragolpe que significó el 1-0: Gonzalo Querejeta interceptó la bola, se lanzó al ‘sprint’ y él mismo definió el primero de la tarde-noche.

El peso de David Bartolomé en el juego hostelero siguió en línea ascendente. Asiduo a armar su pierna zurda a la mínima oportunidad, el mediocampista se lamentaba de lo centrados que le estaban saliendo sus múltiples chuts. Pero, con menos intentos, Mario Vecino corrió mejor suerte rematando desde la frontal y coronando el 1-1 en el minuto 18. La igualdad existente iba camino de quedar reflejada también en el resultado al tiempo de descanso, pero Copernicus dio un importantísimo golpe sobre la mesa en la última acción del primer acto. La fortuna se alió con Borja Bruna para que, a pesar de toparse con el poste en un disparo muy bien colocado, pudiese celebrar el 2-1 después de que el balón tocase en la espalda de David Mora.

Tenía que sobreponerse La Esquina de Chamberí al revés anímico para prorrogar sus vidas en la segunda mitad. La empezaron con un gran susto, puesto que el primer contraataque franco de Copernicus se topó con un sensacional David Mora bajo palos con una doble parada clave para sostener a los suyos. No pudieron agradecérselo mejor los hosteleros que marcando el 2-2 en el 28’, prometiendo un desenlace de lo más emocionante después de que David Bartolomé tuviese éxito al fin en sus golpeos desde la frontal.

Por momentos, la tensión sobrevoló una final que vio a Copernicus cargarse con hasta cuatro amarillas (tres de ellas en cuestión de 1 minuto). La Esquina de Chamberí se veía con más opciones que nunca de hincarle el diente a la final, pero se le vino todo en contra cuando más a favor lo tenía. Antonio García botó un libre directo de los blancos que se estrelló con la barrera azul, iniciando un nuevo contragolpe en el que Gonzalo Querejeta dejó en evidencia la falta de entendimiento entre García y Javier Martín a la hora de despejar. El ‘13’ reafirmó su condición de crack de la final embocando el 3-2, con el que el cuadro prestamista se rearmó en campo propio para hacer buena su ventaja. En el tramo decisivo, Ignacio Vázquez se lució en portería para frenar a La Esquina de Chamberí, que murió pisando el área de un Copernicus que inició su festejo tras el alivio que le supuso el pitido final.