Openbank vs LafargeHolcim

Los goles de Juan José Pizarroso, Javier Fernández, Bernardo Losada y Sergio Saucedo culminaron la remontada exprés del conjunto visitante, hasta ese momento a merced. Openbank, para el que anotaron Santiago Martínez y Luis Roberto Rodríguez, por partida doble, se derrumbó. Los cementeros se jugarán el pase a la final ante Intervassit.

LafargeHolcim ya divisa la final. El conjunto granota sopló la casa de papel de Openbank para plantarse en semifinales de la Segunda División Oro. Allí ya le espera Intervassit para jugarse el billete para el día grande: la culminación de la temporada. Armado de paciencia y fe hasta los dientes, el conjunto visitante supo poner el pecho a las balas para soltar, en el momento preciso, ese zarpazo que tanto estaba mascullando desde la cueva. Penalizó con mayúsculas el único fallo de su rival. Porque la primera parte resultó en un ejercicio de acoso y derribo de un Openbank que cayó de pie en un partido con una parte para cada uno.

Contrario al dicho, esto no fue cómo empezó, pero tampoco, cómo terminó. Las habichuelas se cocieron en el ecuador de un choque medido y digerido desde la trinchera para LafargeHolcim. Comenzó intimidando Openbank. Dando brío a la circulación de balón, y activado por Santiago Martínez entre líneas, hizo sufrir a su rival, al que acogotó sobre los dominios de su portero. Para colmo, Luis Roberto Rodríguez afinó el cañón para hacer el primero con un derechazo desde la frontal del área. Empujado por la desventaja, avanzó dos pasos el bloque visitante, que se adueñó del balón, pero no del juego, consumido por su excesiva agitación. Convertido en un partido milimétrico, tremendamente disputado, Openbank dominó el fútbol subterráneo.

Se hizo dominador del balón dividido y de los duelos individuales, comiendo la tostada mental a su rival. Alejandro Armenteros, que falló a bocajarro un pase de la muerte y otro formidable obús de Luis Roberto Rodríguez que lamió el larguero pudieron ampliar la ventaja. Cosa que sí haría, al filo del intermedio, Santiago Martínez, con un penalti a lo Juan Palomo. Él se lo guisó y él se lo comió. Todo parecía ir rodado para Openbank. Gobernaba el tempo y las sensaciones ante un rival ofuscado. Pero todo cambió, con un simple hecho. El efecto mariposa, dicen. Juan José Pizarroso no se imaginaría que un despeje defectuoso cambiaría el sino del partido. Su golpeo, sin aparente peligro, acabó por desnudar las vergüenzas del portero. La penitencia, en este caso, va por debajo de las piernas.

Entró en coma Openbank, que se desmoronó. Esos cinco minutos infaustos, en los que su pase se fue por el retrete, los coronó Javier Grande, hurgando en la herida.  Con un misil sobre la media luna empató el encuentro. Acto seguido, habilitó a Bernardo Losada, con un pase que valía medio gol, para que éste salvara la salida del portero con la puntera. Sacado el jugo a la caraja del rival, volvió a refugiarse en su caparazón defensivo, ahora reforzado por la ventaja y las urgencias rivales, que redobló la acometida. Luis Roberto Rodríguez perdonó en plancha el empate. Sergio Saucedo rozó uno de los goles del año con un disparo al larguero prácticamente desde su portería. Como consuelo, anotaría el 2-4 finalizando una contra. Sergio Surroca multiplicó sus tentáculos bajo los palos de LafargeHolcim. Fue imposible, por tanto, para Openbank, que tuvo que conformarse con maquillar el marcador mediante un balón remachado dentro del área por Luis Roberto Rodríguez, y decir adiós con honor al torneo.