J4 – Greenpool vs BBVA

Después de un dubitativo arranque, en el que un combativo BBVA le puso contra las cuerdas, el conjunto rojo puso la directa para continuar sumando todos los puntos posibles del Torneo Clausura, de la mano de unos estelares Víctor Lobo, con un hat-trick, y Javier Solano, con un doblete.

Cuatro de cuatro. O, lo que es lo mismo, doce puntos de los doce disputados. Se dice pronto. Pleno absoluto lo que lleva, hasta ahora, un imbatible Greenpool. Ni Solute primero, ni Cabot después, ni Globant tercero, ni BBVA por último. Todos ellos han sucumbido ante el que está siendo, a día de hoy, uno de los mejores equipos del Torneo Clausura. Al cual se le puede considerar sí o sí como claro candidato al título (recordar que fueron eliminados en octavos del Apertura). Mientras, los visitantes lucharon hasta que las piernas y fuerzas les dijeron basta. Incluso hicieron un sobreesfuerzo titánico toda la segunda parte, la cual completaron con un jugador menos por la expulsión de Javier Sanabria.

El duelo arrancó con un constante toma y daca. A la que avisaba uno, el otro respondía de forma instantánea. Hasta que, en una de esas, BBVA dio el primer zarpazo al marcador. Jerónimo González, pegado al costado izquierdo, inició una arrancada hasta plantarse dentro del área y batir a Ignacio González. 0-1 e hicieron saltar las alarmas de Greenpool. Estaban derrotando al líder.  Sin embargo, esto no haría otra cosa que azuzar a los locales. Un escarmiento que se trasladó en forma de tormenta de goles.  Alberto Río sacó la escuadra y el cartabón para trazar un pase milimétrico a la espalda de la zaga, el cual iba a aprovechar Víctor Lobo y, con una ligera “picadita”, superar a Julián Pérez para reestablecer las tablas en el luminoso.

La máquina estaba en marcha. Poco después, tras una jugada combinativa, Alejandro Navas empujó el cuero para firmar el 2-1 de forma plácida. Una vez recuperado el liderato, el cuadro rojo seguiría con la velocidad de crucero. Después de un par de ocasiones, Daniel Espada, con la caña siempre preparada, estuvo presto a un mal despeje del guardameta rival para transformar el 3-1. La renta parecía que podía ir in crescendo con el paso de los minutos. Nada más lejos de la realidad. González, de nuevo a modo de héroe de BBVA, se sacó, cual mago un conejo de la chistera, en su caso, un golazo olímpico. Sorprendió a propios y extraños para seguir obligando a Greenpool a mirar por el retrovisor. No obstante, al filo del descanso, cayó sobre ellos una losa que, a largo plazo, les pasó alta factura. Javier Sanabria vio la roja directa y, para más inri, Solano clavó esa misma falta en el fondo de la portería. 4-2 y con seis durante toda la segunda mitad.

La tarea de soñar con la remontada, incluso con el empate, se puso más difícil que nunca. Todo lo contrario para los locales. El campo, con el paso del cronómetro, comenzó a inclinarse más en su favor. Además, la mala fortuna parecía cebarse con BBVA. Un envío al área de Javier Solano rebotó en uno de los suyos, se envenenó, y terminó por entrar dentro de la portería. 5-2 y la distancia ya parecía insalvable. Pero, no. BBVA tiene muchas vidas. Y vaya que si lo demostró. Después de resistir las embestidas de Greenpool (hasta cinco claras ocasiones), en un abrir y cerrar de ojos, los visitantes se colocaron a un solo gol. Primero David Molina certificando un contraataque. Y, luego, Jerónimo González aprovechando un error de la defensa, sellando su hat-trick y, a la par, el 5-4.

Cinco minutos por delante. Todo podía pasar. Todo era posible. Pero, al final, BBVA pagó la inferioridad numérica. El cansancio y, a su vez, la desesperación por encontrar el tan ansiado gol del empate les castigó hasta por tres veces. Con el equipo completamente volcado Víctor Lobo con un potente zurriagazo hizo el 6-4. Un minuto después, José Miguel Arguiñano rompió su gafe (estuvo peleado con el gol todo el partido) y terminó por ver puerta. Y cuando el colegiado ya se llevaba el silbato a la boca, Lobo logró su hat-trick empujando una asistencia de Río (mismos protagonistas que en el 1-1). 8-4 final que desemboca en el pleno triunfal de un Greenpool imparable.