J4 – Exolum vs Scalefast

Partido de mucha tensión en La Elipa entre dos equipos muy parejos. Tras una primera parte con demasiado fútbol control, vimos un segundo acto con intercambio de golpes y una montaña rusa de emociones.

Trepidante duelo el que Exolum y Scalefast nos regalaron anoche sobre el verde de La Elipa. El partido comenzó con los locales mandando en la posesión, y con un Scalefast que no encontraba buenas sensaciones, pues sus rivales agujereaban su intento de defensa y cuando tenían que salir al ataque todo estaba lleno de imprecisiones y movimientos hacia ningún sitio. Y claro, ante tanta duda, Exolum empezó a bombardear la meta de los visitantes, con disparos desde corta y larga distancia.

Conforme iban pasando los minutos, los blancos iban encontrando la llave para frenar las intentonas locales e hilvanar pases para llegar a la portería defendida por David Aparicio. Aunque, en plena reacción ocurrió lo que los expertos petrolíferos habían buscado con ahínco durante los primeros compases del encuentro. Una jugada colectiva acabó con un disparo dentro del área que Juan Ramón Carneros desvió con el interior para poner el primero en el electrónico.

Este golpe pareció despertar a Scalefast, que, lejos de venirse abajo, cogió la manija del partido. Ahora eran los visitantes quienes sometían a su rival, y si el bombardeo inicial por parte de Exolum había sido importante, los blancos habían sacado el arsenal entero, porque las llegadas se repetían una detrás de otra. Faltas, disparos desde la frontal, unos contra uno… de todos los colores y ninguna acabó dentro. Y así llegamos al ecuador del encuentro, sabiendo que la segunda parte iba a regalarnos emociones fuertes.

Y como si de una montaña rusa se tratara, el segundo tiempo comenzó con un ida y vuelta de lo más sorprendente. Scalefast tenía un plan y Exolum cayó en la trampa. Ocasiones hacia un lado y ocasiones hacia el otro, cada cual más clara que la anterior, hasta que Thomas Michael Hanley recogió un balón en el segundo palo, a la salida de un córner, y la mandó a dormir para poner el empate.

Tras esto llegaron los mejores minutos visitantes en el duelo, y pasamos de un “toma y daca” a un dominio aplastante durante 4-5 minutos de los blancos. Una vez más, David Aparicio salvó a los suyos con una parada estratosférica al disparo lejano de David Costa, pero nada pudo hacer el arquero cuando Aitor Arnao se inventó un disparo desde el lateral del campo que él solo imaginó. Fuerte, seco y abajo, donde duele, para revertir la situación y poner a los suyos por delante.

Quedaban 15 minutos, y los veteranos locales lo sabían. Tocaba remar, subir una marcha y hacerse con la posesión de nuevo, como en los primeros minutos de juego. Botas puestas y mono de trabajo colocado, dicho y hecho. La reacción no se hizo esperar, y en un contraataque, Jose Antonio Rueda derribó a un atacante azulón cuando se disponía a regatearle. Cayó al suelo y penalti claro bien señalado por el colegiado, que de haber acudido al VAR, éste le habría reafirmado. Guillermo Pajares cogió carrerilla, suspiró y para dentro, como si nada, oiga. Empate a 2 y la recta final asomando la cabecita.

Y qué recta final… Porque tan solo tres minutos después, Pablo Martín aprovechó un error flagrante en la salida de balón visitante para, con un disparo lejano y muy preciso, volver a poner a los suyos por delante. Dicen que la alegría en casa del pobre dura poco, y eso fue lo que debieron de pensar los jugadores de Scalefast a los que tanto les había costado ponerse por delante. El golpe fue definitivo, porque Scalefast lo intentó, pero ya se veían derrotados. De hecho, las mejores oportunidades fueron locales y al final terminaron saliendo victoriosos sin apenas tener que defender en el tramo decisivo del partido.