J8 – Credit Agricole vs Savills Aguirre Newman

Javier Carabias, que fue ‘Jekyll y Mr Hyde’ al anotar un gol en propia y el doblete de la victoria, lideró la remontada de su equipo ante un excelso portero rival. Vuelve a saborear la victoria Savills Aguirre tras tres partidos sin hacerlo de la mejor manera posible, con una agónica y trabajada victoria que llegó en los minutos finales tras intentarlo de todas las maneras posibles con dos rivales que parecían ingobernables: un portero infranqueable acorazado por una férrea defensa y la mala suerte, que le dio la espalda durante todo el choque. Un triunfo que reunió todos los ingredientes para tener doble refuerzo moral.

Comenzó asediando desde el primer minuto Savills Aguirre, tanto en fútbol como en ocasiones. Alfred Arthur marró un mano a mano y envió un balón al travesaño en el inicio del encuentro. La catarata de llegadas al área rival, con suma facilidad hacía presagiar que se decidiría por la vía rápida. O al menos esa era la intención de los visitantes, que querían liquidar con celeridad. Quizás eso les autoimpuso cierta ansiedad al ir comprobando las enormes prestaciones de García Rueda bajo el arco contrincante y el poco acierto en la finalización.

Contra todo pronóstico, se adelantó Credit Agricole en una acción aislada cuando más tenía la soga al cuello. Vicente Maciñeira acertaba con la red con su pierna menos buena al conectar un disparo en la frontal del área. Era la primera llegada de su conjunto. Mientras, la poca eficacia en el remate y un portero iluminado seguían haciendo mella en la desesperación de Savills. Una mano milagrosa para desviar un gol cantado, un mano a mano salvado con una parada de balonmano y una estirada hacían ver a un portero de mano dura y reflejos felinos que iba a pagar caro el recoger un balón del fondo de su portería. Para colmo, antes del descanso, Javier Carabias hacía, sin querer, el segundo para Credit Agricole en un fallo de entendimiento con su portero al enviar un cabezazo a su propia portería.

El destino pintaba negro, pero la capacidad de superación y la fe de Savills fue inquebrantable, obteniendo un justo premio. Salió más impetuoso si cabe que en la primera mitad, a mil revoluciones y sin perder, algo difícil, la cabeza en los primeros minutos. Tocaba y tocaba hasta buscar el hueco, algo que parecía imposible con casi cinco hombres formando una compacta defensa sobre el área propia. Hasta que fue consciente de la única forma de hacer daño: el bombardeo lejano. Probó el propio Javier Carabias en primera instancia sin éxito y consiguió acertar en el segundo intento Marc Gregorio con un potente disparo que hizo de García Rueda una estatua. Acto seguido, Carabias aprovechó el viento de cola para redimirse y hacer el empate tras otro disparo desde la frontal.

El partido entonces se rompió. Folke Larsen tuvo el 3-2 en un mano a mano ante Gonzalo Zambrano que salvó éste con éxito. Y cuando se perdona, se paga. En la siguiente jugada, Javier Carabias se puso el disfraz de héroe con una impetuosa cabalgada cuando las piernas de los demás flaqueaban para finalizar con un seco golpeo con su pierna izquierda y llevar la alegría y la satisfacción a su equipo.